jueves, 19 de agosto de 2010

El preventorio de Aigües de Busot

"I want to break free" suena en la blackberry como una nueva adquisición, que realmente ya conocía desde que era pequeña pero que había olvidado lo buena que era. Mientras Queen me envuelve me pregunto cómo puede haber gente a quienes no les guste este míítico grupo liderado por Freddy Mercury... en el fondo no tienen ni idea. Y así comienza un día nublado más en Altea. Cada vez parece más que veraneemos en el norte.

Primo cambiado por prima en estos ultimos días. Hemos pasado del estrés más absoluto al Nirvana en 2 días. Después del preventorio y la clínica abandonada, Guille... creo que te mato.
Y es que mi prmo no para quieto y chupa la energía de los que están a su al rededor. Y así un día nos estaba contando que había estado en un preventorio para tuberculosos de la época de franco, que acabó cerrando y está en ruinas desde entonces y que había oído cosas, que había experimentado cambios de temperatura bruscos. "No me digas más, esta noche vamos" le dije a mi primo. Y maldita la hora...

Ibamos escuchando el Punk de Gulle que tanto me recuerda a mis 16 mentras mi hermano conducía como si tuviera algún tipo de prisa... ya era noche cerrada y si la N-332 me da miedo, la carretera que subía al pueblo de Aigües de Busot toavía más. Cada vez había más bosque, más curvas y menos luces. "No hace falta que os diga que hemos llegado, cuando veáis el eificio lo sabréis" dijo Guille aumentando el suspense. Y no se equivocaba. Las luces largas del Volvo alumbraron una fachada carcomida por la humedad, casi a ladrillo descubierto, con puertas y ventanas mal tapiadas con madera en forma de X y todo aquel tenebroso lugar encerrado entre árboles, sin una sola luz a un kilómetro a la redonda...

Bajamos del coche y me empecé a arrepentir de haber ido pero todavía más cuando mi primo nos juró y nos perjuró que la única forma de entrar en el preventorio era por unos túneles subterráneos. Luego descubrí que era mentira. Todavía hoy me pregunto como tuve los coj.... para entra ahí. Apenas se podía respirar, aquello era súper estrecho y nunca se veía el final, tan solo oscuridad alumbrada por linternas hasta donde se podía. Por fin entramos en el preventorio y nuestras espectativas de lugar aterrador se cumplieron. Las paredes se caían y los agujeros del suelo descubrían una estructura más que endeble que en cualquier momento se podía derrumbar. Unas barras de alambre poco seguras sujetaban el techo y las paredes estaban pintadas con gafitis y todo tipo de frases malsonantes.

Por suerte no vimos ni oimos nada, ni experimentamos ningún fenómeno paranormal, ni nos encontramos ni yonkis ni locos. Al final solo resultó una noche graciosa y diferente... tan solo espero no haberme traído un fantasma a casa...

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