miércoles, 16 de junio de 2010

Las aceras de Nueva York

Hoy me he acordado de mis días en NY y se me hace un nudo en la garganta solo de pensar que me faltarían unos 20 días para estar allí... si fuera 2009 claro...

Despertarse tarde pero a una hora razonable y levantar la persiana y ver que estas a un montón de metros del suelo, que es verano en la gran ciudad, ver pasar a la gente por la calle y acordarte que ¡estas en Nueva York! qué mas se puede pedir. Entonces no te da pereza pegarte una ducha, vestirte y salir a la calle tras unas grandes gafas de sol, probablemente porque las ojeras de la noche anterior siguen allí... y la resaca también.

¿Qué desayunar en Nueva York? puesto que solo la primera semana visitas el supermercado y te prometes ser responsable y cocinar y esas cosas... total, ¿para qué? si hay un starbucks en cada esquina, los puestos de perritos se cambian por los de donuts y café hasta las 12 o así y hasta el mcdonals cambia su carta (no recomiendo desayunar en mcdonalds ni borracha, dan una especie de pan dulce con hamburguesa, asqueroso).

Y con el café en la mano a clase. Hasta ir a clase es genial. Montarse en el ascensor y dar al piso 63, abrir la puerta de la clase numero 11, saludar, sentarse y ver las impresionantes vistas desde... el Empire State Building. Guardo cariño hasta a la colgada de la profesora y ella a los españoles que le animábamos la clase llena de coreanos que flipaban con nosotros. "¿Por qué habláis tan alto?" me preguntaban. Y es que los españoles tenemos algo muy peculiar: cuando salimos fuera de nuestro país nos enorgullecemos de donde venimos y queremos demostrar a toda costa que "España mola". Contamos que dormimos la siesta, que el tabaco es barato, que los locales abren hasta por la mañana, que nos gusta liarla, que somos apasionados y... el resto del mundo flipa. Además es encontrarnos un Español en la otra punta del mundo y tratarlo como a un hermano, cuando a lo mejor lo ves por la calle en Madrid y ni te fijas. Y luego llaman facha al primero que lleva una bandera porque se siente orgulloso de su país...

Son las 3 y terminan las clases. Entonces atravesamos la 34 entre miles de personas que te estresan, pero luego andas por Madrid y piensas en cuánto te gustaría estar allí y esquivar y esquivar hasta llegar a la residencia. O pararte a mirar las incontables tiendas que inundan esta calle, o coger algo de comer en los inumerables sitios de comida para llevar (los neoyorkinos no cocinan) porque el español nunca pierde su costumbre de comer a esas horas esté donde esté.

Por la tarde hay tantas cosas que hacer y tantos sitios que visitar... quizá porque no vivo allí y lo valoro más, supongo que es igual que cuando estás en Madrid: también hay millones de planes y de lugares que no se valoran porque los vemos todos los días. Pero supongo que nada es igual que pasear por el soho y hasta pisar ese suelo echo de menos...

Nueva York no es solo sus lugares sino también las experiencias, también ir en el plan en el que fui yo, y no de turista con tu familia, hace mucho. Es vivir allí y formar parte de todo aquello. Buscarte la vida y tener libertad absoluta para hacer lo que te da la gana en cada momento. Porque en tu casa no puedes estar una noche de cervezas y aguantar hasta las 5 de la mañana para ir a ver un concierto de katy perry en Rockefeller Centre, atravesar la quinta cuando no hay casi coches y ver la ciudad a todas horas y en todos sus estados,

Porque Nueva York es una ciudad que puedes odiar o que te puede enamorar, no hay termino medio y, si te enamora no se te olvida jamás.

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